jueves, noviembre 01, 2007

What is this for?

Hace años, literalmente, que no escribía en estos lugares. Incluso he olvidado como se hace... Estar aquí me trae tantos recuerdos, buenos y malos, divertidos y tristes, recuerdos que no tienen clasificación. Me gusta estar de regreso. Aunque eso no significa que la inspiración me acompañe. En fin, haré lo que pueda, como siempre :)

lunes, julio 25, 2005

Paranoid love

9:00 Estoy frente al metro. Llegué puntual. No te veo. Llegarás en cualquier momento. Miro el suelo. 9:15 Llevo quince minutos aquí. No has llegado. ¿Habrá pasado algo? ¿Recuerdas esta cita? Miro el cielo. 9:35 Aún no apareces. Comienzo a inquietarme. Tiemblo de frío. Prendo un cigarro. Miro la pared. 9:45 Nunca llegas tarde. Y aún no llegas. Hay tráfico. Mucha gente en el metro. Huele a lluvia. 9:50 Prendo otro cigarro. El cielo se nubla. Hace más frío. Un niño me mira. Lo miro también. 9:54 Una señora pregunta la hora. En nueve minutos me voy. Aún tienes tiempo. ¿No llegarás? Escucho "paranoid love". 9:56 Tienes cuatro minutos. ¿Por qué no llegas? Prendo otro cigarro. Cruzo los brazos. Me siento. 9:57 No tengo cigarros. El viento sopla fuerte. El cielo se oscurece. La paciencia me abandona. Un policía me observa. 9:58 Me pongo de pie. Cierro el abrigo. El viento me despeina. El policía dice algo. Afirmo con la cabeza. 9:59 ¿Qué sucede? El policía se fue. Me siento triste. Empieza a llover. La gente corre. 10:00 Me voy. No llegaste. ¿Estarás bien? Entro al metro. Adiós.

domingo, julio 24, 2005

Despedida sin palabras

Por primera vez falló mi instinto. Más de un semestre de estar en el momento preciso, en el lugar preciso y tenía que terminar de la peor manera. Al salir del colegio caminé sin fijarme en el rumbo y cuando me percaté de esto era demasiado tarde. Estaba parada frente a la cafetería en la que nos conocimos hace ya muchos meses. Y entonces una corazonada me dijo que tú estabas adentro, sentado en la misma mesa en la que te vi por primera vez. Y después de ese día nos encontramos muchas veces sin concertar una cita, lo único que decíamos era: "Mañana nos encontramos" y así sucedía. Pero no esta noche. Entré al lugar para decepcionarme de mi error. No estabas ahí, en la mesa de la esquina, tu favorita por la falta de luz y la concentración del aroma a café, pero tampoco estabas en otra mesa. El lugar carecía de tu presencia. Entonces salí con la idea en la cabeza de que tenía que encontrarte. Fui a la librería cercana a tu casa pensando que quizá habías decidido leer un libro del cual no eras el dueño y enriquecerlo escribiendo al margen de las páginas. Fui al centro comercial del sur con la idea de que tal vez habías preferido comer entre desconocidos, escuchar conversaciones ajenas y analizar a la gente con sólo mirarla a los ojos. Fui al cine, al restaurante de los ingleses que escuchan ska, fui a la tienda de discos donde se habla italiano costeño, fui a casa de Concurrence, fui al parque de los recuerdos y las verdades, y no te encontré. Y ahora, después de buscarte y fracasar, sé lo que sucede. ¿Es así como terminas todas tus relaciones?

lunes, junio 06, 2005

Just a dragonfly

Una vez, hace ya mucho tiempo, conocí a un niño, uno muy listo para su corta edad. Lo conocí en un parque, cerca de un pequeño lago artificial. Lo primero que me dijo fue: "No te acerques, hay dragones que vuelan", lo que hizo que me detuviera en seco. Dudé un momento, pero el impulso me ganó, entonces yo pregunté: "¿qué es un dragón que vuela?" mientras percibía que el pequeño estaba paralizado. "Esos, allá, cerca de los lirios". Entrecerré los ojos para ver el objeto u objetos a los que se refería y entonces entendí. Había unas cuantas libélulas flotando cerca del lago, como en un baile sin coreografía, una danza independiente. De pronto casi todas se alejaron a toda velocidad, dejando a una, quieta sobre una de las flores acuáticas. No pude dar más de un paso cuando el niño murmuró: "No te muevas". "Es sólo una libélula" respondí tratando de calmarlo y de conseguir permiso para moverme. "no, es un dragón que vuela ¿no saben lo que pueden hacer?" "No" dije con un ligero tono de duda. "Parecen inofensivos, pero no lo son. Son muy dañinos. Incluso puedes acertarte y tocarlos y no pasa nada, pero de pronto, todos te atacan. Son muy traicioneros. No son de fiar." "No sabía eso." "Si, y hacen lo mismo entre ellos. Se supone que sólo tienen una pareja y se podría decir que se aman mutuamente, pero no es así. Sólo esperan el momento preciso para eliminar a su compañero. Por que son las hembras las malvadas. Son las que lastiman más, en todos los aspectos." Me quedé callada. Callada y quieta. Y tantas cosas cruzaron por mi mente, tanto que pude haberle dicho al niño, pero no me atreví a romper el silencio, incluso respiraba lento, por miedo a que el dragónq eu vuela nos viera y nos atacara. Y así permanecimos durante mucho tiempo, hasta que el cielo se oscureció y aparecieron algunas estrellas. Fue cuando la luna se admiraba en el agua que el dragón que vuela desapareció entre los árboles. Entonces el niño y yo caminamos hasta la entrada del parque y en lugar de decirle adios, las palabras que salieron de mis labios fueron: "Los humanos son como los dragones que vuelas, en especial las mujeres." Y el niño se fue corriendo. * http://webzoom.freewebs.com/belenen/myart/dragonfly%20painting.jpg

sábado, junio 04, 2005

Inciertamente cierto

Cucurbitaceae duerme. Dentro de diez minutos despertará y entrará al baño. Después de asearse, se arreglará haciendo uso de un poco de maquillaje y algunos adornos para el cabello. No consumirá alimentos, pues ocupará demasiado tiempo el retocarse y se le hará tarde. Saldrá sin cerrar ambas chapas de la puerta de su departamento. Bajará los escalones en pares, provocando que su pluma favorita sea expulsada del bolsillo de su pantalón y ella no se percatará. Caminará cinco cuadras para llegar a la parada del autobús y no tardará más de dos minutos en abordarlo. Durante el trayecto oirá las voces y conversaciones de los demás pasajeros sin prestar atención, mientras miles de cosas pasarán por su mente. Llegará a su destino sin notarlo, sólo la ausencia de pasajeros e incluso del chofer la hará reaccionar. Caminará quince minutos para llegar a su colegio. En el camino sólo verá sombras, no se fijará en detalles de la gente, pues estará concentrada en sus pensamientos. Antes de llegar a su salón de clases, entrará a la biblioteca a entregar un libro que ni siquiera abrió durante la semana que lo tuvo en su poder. Saldrá de la biblioteca y subirá por las escaleras al pasillo principal, donde se encontrará a un viejo amigo con años de ausencia. Se pondrán al día en sus vidas y cada uno seguirá su camino. Cucurbitaceae entrará a su clase y se enfocará en revisar su tarea y en re-escribir un ensayo. Terminará sus clases sin mayores eventos. Comerá en un restaurante cercano a su escuela. Al finalizar, saldrá del lugar y caminará a su hogar. Después de una hora de camino, tomará un descanso y se sentará a leer en el parque. Al llegar a la página cien cerrará su libro y continuará su trayecto a casa. Llegará al edificio y encontrará un sobre con uno de sus apodos escrito en una esquina del mismo. Pero no lo abrirá. Sólo lo tomará y lo colocará en su mochila. No leerá el contenido de la nota hecha a mano, con escritura rápida y descuidada. Sus ojos no verán el “Te amo y lo siento”. Pero seguirá tan absorta en sus pensamientos que no le dará importancia al sobre o su contenido. Abrirá la cerradura de en medio de su puerta sin recordar que había puesto otro cerrojo. No terminará de abrir la puerta cuando un sonido como explosión interrumpirá la tranquilidad del lugar. Un intenso dolor que empezará en el pecho recorrerá su cuerpo, haciendo casi imposible su respiración. Después de una agonía que durará varios minutos se apagará el brillo de su vida. Pero Cucurbitaceae no lo sabe. Ella sólo duerme.

miércoles, junio 01, 2005

Sin sol, hay tormenta.

El aire huele a tormenta. Y si es verdad, será una grande, de las que duran horas y dejan daños por doquier. Y el sol no aparecerá. No se verá su rastro por un tiempo; sus rayos no iluminarán este planeta. Por eso el aire huele a tormenta. Y no se sabe con precisión cuando regresará el sol, me daré cuenta cuando haya una mañana nuevamente, cuando la obscuridad sea remplazada por el brillo de su presencia; cuando deje de sentirme extraviada y olvidada en medio de un infinito de sombras. Cuando el sol regrese, iluminará mi camino y ya no me sentiré sola.

viernes, mayo 20, 2005

Ícaro

Entonces Ícaro, con sus alas de cera, intentó acercarse al Olimpo para estar con su amada. Pero ella era inalcanzable y aunque él lo sabía, eso no le impidió soñar. Él jamás debió cimbrar sus esperanzas en ella, una diosa llena de caprichos y voluble, cambiante como el clima; y jamás debió pensar que sería correspondido. En su tentativa de alcanzar a los dioses, Ícaro se acercó demasiado al sol, sus alas se derritieron casi al instante, haciéndolo caer al vacío. Y ella sólo lo miró desplomarse, sabiendo cual era la causa de tal catástrofe.